domingo, 14 de febrero de 2021

¿Qué es realmente el amor? - Carlos Loperena

Hablar hoy de amor es como hablar de política o de futbol o de los “trend topics” que dominan las redes sociales, algo de lo que todos hablan sin ahondar, sin pensar, sin juzgar con un mínimo sentido crítico.

La palabra amor aparece en todas ellas desgastada, llevada y traída, arrastrada por el suelo, hasta quedar despojada de su realidad y de su belleza y bondad. Lo mismo ocurre cuando tomamos el periódico o leemos un noticiero digital y entramos a la sección de sociales y vemos a nuestra nobleza retratada en amorosa pose como anunciando “miren la familia modelo que somos”. No quiere decir que no las haya buenas, las familias, y hasta ejemplares. El código postal no cuenta, pero parece que la mayoría se contenta con un amor aparente.

Ahí está el otro peligro: hacer que la realidad del amor sea transportada al terreno de lo irreal y ficcional, tierra de fantasmas, y nos deje de sí misma puramente el olvido, o la renunciación que cantaba Javier Solís: “No quiero verte llorar, no quiero ver que las penas se metan en tu alma buena, por culpa de mi querer… Ya ves que todo te di en la vida, mi pobre vida que es para ti”. Canciones adoloridas, de ardidos, donde el amor no se pierde en un océano etéreo, pero sí se revela impotente, dejándonos ver su fracaso o su inútil búsqueda.

Pero ¿puede decirse estrictamente que el amor se trate de un tema?, ¿No responde más bien a un conjunto de significados a los que es difícil ponerles un común denominador? Como una palabra que navega sobre muchas islas flotantes desconectadas entre sí. Podemos hablar de la virtud de la caridad, ¿tienen que ver con ella toda esa pléyade de hermanas pequeñas que se le asemejan, como son el cariño, la ternura, la comprensión, el respeto...?

Muchas son producto de la industria de la frivolidad, de la apariencia, del quedar bien, del verse bien, del ser “cool” o “la civilización del espectáculo” que ensayó Vargas Llosa.

Está también el amor a las cosas materiales, el reino del tener: “amo los Lamborghinis, amo a los condos en Abu Dabi, a los cuerpos sin un gramo de grasa trabajados en fitness programs hasta el límite”. Hablamos del amor al vino, del amor a la naturaleza o a la música, desde el rap hasta Mahler, o los cantos gregorianos. 

Sin embargo, esos “amores” se quedan cortos frente a otros como el amor entre un hombre y una mujer: “por alto que esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo, no habrá una barrera en el mundo que un amor profundo no pueda romper. Amor es el pan de la vida, amor es la copa divina, amor es un algo sin nombre que obsesiona a un hombre por una mujer”, nos cantaba Daniel Santos con mejor intención que éxito para tratar de explicar qué es el amor. Y seguía: “Amor cuando tu sientas amor verás rosas los colores, habrá miel en todos los sabores, y amor en todo lo que es amor”, pero por más miel que se le eche no se logra expresar con plenitud eso que es el amor.

Aun ese amor si se queda tan solo en el amor físico basado en el sexo, se corre el riesgo de confundir el enamoramiento con el amor verdadero y duradero. El máximo de experiencias en el menor tiempo posible, pero este “amor” deja siempre un trasfondo de vacío, un regusto amargo por sus escasas temporalidad y entidad, es la sensación por encima de lo demás. “Hacer el amor”es sinónimo de acostarse con otra (o) con quien no se tiene ninguna cosa en común más que el deseo de copular.

“Esta súbita abundancia y aparente disponibilidad de “experiencias amorosas” llega a alimentar la convicción de que el amor (enamorarse, ejercer el amor) es una destreza que se puede aprender y que el dominio de esa materia aumenta con la asiduidad del ejercicio. Se cree que el próximo amor será una experiencia más estimulante que la anterior y así sucesivamente. Sin embargo solo es otra ilusión. La clase de destreza que se adquiere es la de terminar rápidamente para volver a empezar en la que según Soren Kierkegaard, el Don Giovanni de Mozart era el virtuoso arquetipo. (Cfr. Amor Líquido de Zygmunt Bauman)

El problema de entender el concepto del amor está en que la misma palabra significa muchas cosas. El punto es como unir esas islas estancas, a través de algo común y que nos ayude a entender en qué forma participan o se emparentan con el verdadero amor.

A este amor le podríamos poner una mayúscula: Amor, que es ese algo unificante y común en todas las configuraciones del amor.

Andre Gide poco antes de morir escribió: “elegancia, grandeza, dignidad, reputación, virtud, me da miedo y vergüenza emplear estas palabras; es tal el descaro con que se ha abusado de ellas”. Chesterton decía: “la vulgaridad es pasar junto a lo sagrado y no enterarse”.   El amor se convierte en algo proteico, amiboide, delicuescente, inasible.

En muchos idiomas la palabra amor significa tanto el amor de entrega del hombre a Dios, como el socorro al necesitado, como el amor entre un hombre y una mujer, como el amor hacia los demás hombres. Pero la palabra se ha desvalorizado, con su efigie se están acuñando monedas muy falsas, ¿Cómo distinguir las falsas de las buenas?

El mismo idioma nos juega malas pasadas pues la palabra amor puede referirse a muchas cosas. Por ejemplo, ¿qué quiere decir “caerse bien", o "gustarse mutuamente”? Tiene como todos los idiomas dentro de “ene” vocablos, una palabra madre o fuente que reúne a todas las demás, en la frase referida esa palabra es amor.

Podemos buscar el amor en la poesía: Octavio Paz en La Llama Doble relaciona sexualidad y amor de manera magnífica, nos dice que “el fuego original es la sexuaidad que levanta la llama roja del erotismo, y esta a su vez sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y Amor, La Llama doble de la vida.”

Y nos da otra idea, Erotismo y Poesía, erotismo = poética corporal, poesía =erótica verbal.

El erotismo es ceremonía es sexualidad transfigurada: metáfora

Lo que mueve a lo erótico y a lo poético es la imaginación.

Nos dice Ronald Barthes en su libro Fragmentos de un Discurso Amoroso: "El amor está presente por razones obvias en las cartas de amor, el discurso amoroso urdido de deseo, de imaginaciones y declaraciones , lo que pasa por la cabeza del enamorado está marcado como la señal de un código , en otro tiempo lo fue el código de amor cortesano o la Catie du Tendré (sentimientos, emociones tiernas)

Es como una “tópica” amorosa y lo que se lee en ella no es su definición sino su argumento. Argumentum: exposición, relato, sumario, pequeño drama, historia inventada, pancarta a lo Brecht.

Si hay una figura “Angustia” es porque el sujeto exclama a veces: estoy angustiado, “¡Angoscia!” canta en un momento la Callas. En cierto modo la figura es un aria de opera que se identifica con su incipit “Je veux vivre ce reve” en Roméo et Juliette de Charles Gounod.

Freud que por un lado habla del abandono de la lengua en la palabra “amor”nos dice que todo uso idiomático, aún en medio de todos sus caprichos permanece fiel a alguna clase de realidad. El quid está en que no se pierda lo que es unificante y común que la misma lengua con todas sus restricciones y abstracciones contiene y nos ofrece.

El término “cáritas”, cuando se inserta en el uso común del hablar pierde su sentido al quedar sometido a los avatares del dinamismo idiomático de la lengua viva y cae en el peligro del cambio de sentido, del estrechamiento de su significado y en el desgaste (Cfr. Pieper).

Así, la palabra caritas se adoptó como la atención a los necesitados y menesterosos, y todo lo que tiene que ver con la organización técnica y material que se requiere para llevarla a cabo. Y claro que no podemos negar que en ese sentido hay un gran amor de Dios y del prójimo que mueve a los que lo llevan a cabo. O sea que no se opone, al contrario. Lo que pasa es que la palabra Caridad va más allá como virtud teologal del amor entre Dios y el hombre. “Es el regalo esencial",  dice Santo Tomás de Aquino. De modo que como dice Karl Jaspers se puede dar también una caritas sin amor y yo diría que un amor sin caritas, Eros y Agapé deben ir siempre de la mano.

De la infinidad de definiciones y aproximaciones a lo que es amor, una de las mejores nos la da Paulo de Tarso escribiendo a los Corintios, en los primeros años del cristianismo, en la que dice que nada de lo que tenga, haga o sea una persona, tiene verdadero valor si no va acompañado, o no es movido por el amor.

Y más que definirlo nos da una serie de notas y características del auténtico amor: “El Amor es comprensivo, es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es grosería ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra en la injusticia, sino que goza con la verdad.El Amor disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites”

El amor verdadero implica un cortejo de virtudes sin las cuales el ser humano no puede conocer, ni entender y sobre todo vivir el amor. Nos habla de ser comprensivos, ah que difícil es a veces es más fácil querer a alguien que comprenderlo, sobre todo si es una mujer (sonrían). Ser servicial con los demás, en el extremo, ponernos de alfombra para que los demás pisen blando (desde luego es una metáfora)

No envidiar, no envanecernos, no ser groseros ni egoístas, no irritarnos ni ser rencorosos, no alegrarnos con la injusticia sino gozarnos con la verdad. Y termina Pablo diciendo : “El Amor disculpa sin límites, confía sin límites, soporta sin límites”

El verdadero Amor exige un dominio de nosotros mismos, que no viene sino del esfuerzo de una voluntad enamorada y bien entrenada en el autodominio, sin llegar a ser estoicos pero si personas en las que su inteligencia y voluntad interactúan con la virtud de la fortaleza, la justicia, acompañada de la templanza y la prudencia que es el auriga que conduce la cuadriga de las demás virtudes.

Las demás aproximaciones del amor de las que hemos hablado se acercan al verdadero amor en la medida en que participan y conviven con la bondad, la benevolencia, el perdón, la amabilidad, el respeto, y todo ese elenco de virtudes que deben estar presentes cuando buscamos lo que es el verdadero amor. El Eros siempre embellecido con el Agapé.

Así el sexo y el erotismo tienen que estar impregnados y acompañados de la delicadeza, la elegancia, el amor de servicio por el otro para que sus manifestaciones no se queden en un placer egoísta auto referencial e intrascendente de solo el individuo. Un onanismo infecundo.

El amor no es solo un sentimiento aunque siempre sea un sentimiento, no es solo pasión aunque siempre sea pasión, no es solo placer de los sentidos aunque siempre estén presentes los sentidos, pues somos una compuesto inseparable de materia y espíritu.

Sigue diciendo Pablo: ”Ahora vemos como en un espejo y oscuramente, después veremos al principio del Amor cara a cara. Ahora solo conozco de una manera imperfecta, pero el día que llegue la consumación todo lo imperfecto desaparecerá y entonces conoceré al Autor del Amor como el me conoce a mi, y le amaré como El me ama a mi pues El es el amor”.

Este es un amor sublime pues se dirige al Amor como causa última del ser.

Decíamos, humanamente el amor no es gratis, “there’s no free lunch” dicen los gringos, el amor se va a experimentar y a vivir a base de esfuerzo. Es una conquista diaria, paso a paso, tramo a tramo, golpe a golpe… está en las cosas pequeñas, en las cosas simples y sencillas. Dando empleo, enseñando al ignorante, procurando la cultura, elevando el nivel intelectual de la gente.

Mientras permanecemos en esta noche oscura del alma, en la cual el amor que buscamos se nos escapa como una anguila entre los dedos, nos acercamos, lo tocamos, pero desaparece, se esconde detrás de las cosas más sencillas: en la inocencia de los niños, en el amor sacrificado de la mujer por su familia y por su hogar (final de la película de Roma, muy emotivo). El profesional o dueño de un oficio responsable, constante, perseverante, aguerrido por sus ideales, fiel a su mujer y a sus hijos cada día.

El amor tiene mucho de misión, de inconformidad en el hic et nunc, hoy y ahora, con el concurso de mis sentidos, sentimientos, emociones y de las dos potencias del alma: la inteligencia y voluntad.

Entonces entender qué es realmente el amor es una tarea de toda una vida que implica el trabajo de todas nuestras potencias sin ceder, sin claudicar, sin dar entrada al desánimo ni a la renuncia

Un bolero romántico de los sesentas en la voz de Gualberto Castro, de la autoría de Gonzalo Curiel, puede servirnos para aumentar más nuestra confusión: “Enderezar la vela blanca de nuestra nave hacia otros rumbos donde el amor florezca. Ámame, pero déjame, aléjate si quieres salvarte de mi olvido”

Sacando al filósofo que llevo dentro, me quedo con esta frase del “aquinate” por redonda y completa como todo lo que le caracteriza: “El amor es el regalo esencial. Todo lo demás que se nos da sin merecerlo se convierte en regalo por virtud del amor”. (Santo Tomas de Aquino)

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Maria Callas, Bella Figlia Dell Amore
[Duca]

Bella figlia dell'amore
Schiavo son de'vezzi tuoi
Con un detto, un detto sol
Tu puoi le mie pene
Le mie pene consolar Vieni e senti del mio core
Il frequente palpitar
Con un detto, un detto sol
Tu puoi le mie pene
Le mie pene consolar

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