martes, 14 de febrero de 2023

13 de febrero... y posteriores - David Octavio González

Querido diario: 

Te ruego que ignores todo lo que escribí antes en estas páginas sobre el amor romántico. Por favor, no me culpes, entiende que por lo general quien escribe sobre el amor en realidad escribe desde el desconocimiento total.

Incluso podría pensar en lo poco objetivo que es tal encomienda, el amor desde las letras del enamorado es un coctel de químicos cerebrales y palabras calzadas para expresar aquello que se desborda desde el corazón.

Ya sé, diario. Me vas a decir que el corazón tiene que ver, pero justo por él es mi argumento: el corazón ni tiene que ver pero tampoco sabemos dónde vive el amor, al menos el amor romántico. Cuando nos duele el amor decimos que nos rompieron el corazón.

Cómo te decía respecto a quienes escriben sobre el amor, son los menos adecuados. Es porque como el filósofo, poeta y religioso que escriben sobre el amor, son ellos los que menos lo entienden. El filósofo ronda desde la duda, el poeta transforma el lenguaje y el religioso cree, pero al final del día son los que menos lo entienden porque son los que más rechazan el amor romántico.

Los músicos y los viajantes son otro fenómeno. Ellos no se quedan a vivir el amor, gozan y se van. Los músicos parecen entender el amor, escriben e interpretan canciones que los enamorados juran que son lo que ellos están viviendo, pero es una trampa y nada más.

Los jóvenes dicen que enamoran de verdad, pero no son correspondidos, y se enamoran de una idea que no siempre corresponde a la persona de la que se enamoran, pero como son jóvenes tienen tiempo para abrir los ojos.

Yo ya no estoy joven, querido diario. Ya viví las más terribles derrotas amorosas, creí y descreí. Hoy, como ya te dije, es martes 13, fecha donde el conquistador Hernán Cortéz fue derrotado y en la noche triste lloró.

Diario: 

Siempre que he necesitado un hombro para llorar, quien me escuche o lea. Tú ahí estás, diario. Tus páginas se mojaron de mis lágrimas y siempre tú, diario.

No es descabellado, ahora que me he rendido al amor romántico, y tú me has acompañado, seas quien me levanté y cure mis pedazos, diario. Pondré sobre mi pecho palpitante tus pastas y rociaré mi perfume, te llevaré a todos lados y te presumiré frente a mis amigos.

Ya sé, diario, no hay secretos entre nosotros. Esto será perfecto, nadie podrá ver lo que en ti escribo porque te colocaré un cerrojo, y cada noche con mi lápiz deslizaré esas palabras que te harán lucir llenito.

Ay diario, ahora que somos algo más que quien escribe y quien es escrito. Quiero que sepas que somos el uno para el otro y que estuviste frente a mi desde hace tanto tiempo.

Siempre tuyo, con amor tipográfico,

Darío


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