lunes, 14 de febrero de 2022

El recuerdo - Mónica Reynaga Mendoza


Sigo esperando, aún tengo la ilusión de verte de nuevo. Hace mucho que ya nadie viene ni habita esta ciudad, en ocasiones me parece ver a alguien transitar entre la densa neblina que perdura en el día y las noches. No sé lo que son realmente, esas figuras están ahí por un momento y después nada, ya no más. Y así transcurren los días desde la ventana de la casa que solíamos habitar con nuestro amor.

Ya nadie viene a esta ciudad maldita, en donde he de pasar mis últimos días junto a tu recuerdo, como última esperanza de que aún tengo la oportunidad de verte. He querido terminar con todo y por fin estar a tu lado, pero temo que si yo desaparezco al final ya no existirá nadie más que te recuerde. Alguien como tú no merece la verdadera condena de la muerte.

Desde que tengo memoria habito aquí, aunque este lugar no era lo que es ahora. Casi lo aborrezco; sin embargo, no me permito hacerlo porque gracias a que aquí nací te conocí. Eras la mujer más hermosa que había visto en mi vida, bastaba con que sonrieras para iluminar todo mi día, la neblina no existía en tus ojos y yo era afortunado de observar tal acontecimiento. Adoraba acariciar tu largo cabello, liso, castaño, impregnado con el olor de las flores del jardín; deslizaba mis dedos por él hasta encontrar tu cuerpo, tu bello y frágil cuerpo.

He vivido tantos años en esta habitación que ya es difícil saber cuándo es hoy y cuándo es ayer. Mi infierno personal solamente te tiene a ti como rayo de luz...

¿Lo escuchaste? Alguien llamó a la puerta. Esos ruidos que no son humanos se asoman de vez en cuando por los rincones de la entrada. Lo que sea que está detrás de ella no puede ser humano, pero no tengo miedo. Si lograran entrar pienso que al menos así lograría verte. Los ruidos terminan.

Cierro los ojos.

Elizabeth, me hiciste el hombre más feliz del mundo cuando aceptaste casarte conmigo, ¿por qué te fuiste? Te busqué como loco por la ciudad, yo sabía… sabía que tu cuerpo estaba en el jardín, pero ¿y tu alma? Después de buscar por años decidí venir a este cuarto. Te espero. Todos los días espero ver tu silueta entre aquellas sombras que surgen de la neblina. Todos los días espero ver a tu alma entre alguna de ellas, y en ese momento sin dudarlo, abriría la puerta para encontrarme contigo.

Mi alma está atrapada aquí para siempre. Quizás, sólo quizás, yo también soy parte de un recuerdo.

2 comentarios:

  1. Me corté las venas con una galleta de animalitos. Muy padre. 🌸

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  2. Ojalá el amor vuelva a surgir de entre la neblina. Gracias por compartir.

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